Un desorden en la alimentación (irregularidad en los horarios, exceso de alimentos procesados, etc) unido a hábitos poco saludables (consumo de tabaco, alcohol, falta de descanso, sedentarismo…) puede llegar a saturar nuestro organismo, dando lugar a síntomas como el cansancio, aparición de acné, aumento de peso, caída del cabello, dolores articulares, problemas gastrointestinales, etc. En este contexto, la dieta depurativa o dieta detox nos ayuda a eliminar el exceso de “toxinas” acumuladas, facilitando y optimizando la labor de nuestros riñones, intestinos e hígado, principalmente.

 

Órganos diana de los tóxicos:

La dieta depurativa afecta positivamente a nuestro cuerpo en conjunto, pero sobre todo a los riñones, los intestinos y el hígado.

En términos generales se puede decir que mientras los intestinos realizan la absorción de los nutrientes, los riñones y el hígado llevan a cabo la limpieza de nuestro organismo de los desechos o “toxinas” (tanto las ingeridas como las producidas en nuestro cuerpo fruto del metabolismo), que posteriormente serán eliminadas a través de las heces y la orina. Por ello es muy importante seguir una dieta que favorezca su buen funcionamiento y no les genere saturación.

 

Ingredientes de la dieta depurativa:

En primer lugar hemos de aclarar que la dieta depurativa no es simplemente una dieta para perder peso en verano basada en el consumo de frutas, verduras e infusiones (aunque es posible adelgazar siguiéndola).  Existen muchos nutrientes presentes en distintos grupos de alimentos con funciones “detox”. Para beneficiarte al máximo de ellos, siempre que sea posible escoge alimentos frescos y de temporada. Además de tener un sabor más agradable y un precio más asequible, conservan mejor sus propiedades nutricionales.

 

Agua

Es necesaria para todas las funciones de nuestro organismo y facilita la labor de los riñones. No esperes a sentir sed para beber, ese ya es un síntoma de “deshidratación”.

Empieza el día tomando un vaso de agua para activar tu organismo, limpiar el tracto digestivo y reponer los líquidos. La recomendación general son 2 litros al día, pero según la estación, sexo y actividad, nuestro cuerpo demandará más o menos volumen.

Plantas medicinales

Puedes consumirlas infusionadas para incluir de forma indirecta el agua en tu dieta y simultáneamente beneficiarte de sus propiedades.

  • Algunas plantas como el diente de león, cola de caballo, abedul, ortiga, margarita, laurel, gordolobo y cardo mariano tienen efecto diurético y depurativo. Estas cualidades nos ayudan en las dietas para perder peso.
  • Ciertos tés destacan por su capacidad antioxidante. El té verde, blanco, rooibos, Oolong, de romero y de orégano son algunos ejemplos.

 

Prebióticos y probióticos

Una mala alimentación, ciertos fármacos y otros factores pueden deteriorar nuestra flora intestinal, rompiendo el equilibrio entre bacterias beneficiosas y patógenas.

  • Los probióticos son microorganismos que llegan vivos a nuestro intestino y favorecen el desarrollo de la flora beneficiosa del intestino.
  • Los prebióticos son sustancias que sirven de sustrato a los probióticos.

Por ello ambos son indispensables para el correcto funcionamiento intestinal. Tampoco debemos olvidar que las alteraciones intestinales también pueden hacernos ver un abdomen más prominente. Hablamos de ello en nuestro post sobre cómo perder tripa,

  • Alimentos probióticos: yogur, kéfir, chucrut, tempeh, encurtidos…
  • Alimentos prebióticos: ajo, cebolla, legumbres, alcachofa, achicoria, espárragos, tubérculos, trigo,…

 

Antioxidantes

Constantemente tienen lugar en nuestro cuerpo reacciones oxidativas que, junto a otros agentes externos, generan un deterioro de nuestro organismo. Los antioxidantes se encargan de protegernos de las agresiones producidas por los radicales libres, previniendo en cierta medida la aparición de disfunciones y enfermedades potenciales.

Algunos alimentos con actividad antioxidante son: uva tinta, tomate, zanahoria, kiwi, brócoli, frutos del bosque, chocolate, nueces…

 

Fibra

Además de ser un sustrato para las bacterias beneficiosas que se encuentran en nuestro intestino, favorece el tránsito intestinal.

Se recomienda consumir en torno a 30 g al día y podemos encontrarla en alimentos como:

  • Cereales integrales: trigo, avena…
  • Frutas (ciruelas, cítricos, manzana…
  • Legumbres: guisantes, judías…
  • Verduras: berenjena, patata, zanahoria…
Grasas saludables

Hay que desterrar el mito de que las grasas son malas de por sí y hay que excluirlas de la dieta. Además de aportar vitaminas liposolubles (A, D, E, K), algunas tienen capacidad antioxidante y antiinflamatoria, muy importante para nuestra salud cardiovascular..

Para hacer una buena elección de las mismas y como norma general, suprime los alimentos preparados, bollería y limita el consumo productos cárnicos (embutidos, etc), ricos en grasas saturadas. Opta por grasas no procesadas y preferiblemente de origen vegetal (generalmente), como las grasas mono y poliinsaturadas (w3 y w6).

  • Las grasas monoinstaturadas están presentes en la aceituna y aceite de oliva, aguacate y frutos secos (almendras y avellanas).
  • Las grasas poliinsaturadas se encuentran en ciertos pescados azules (atún, caballa, salmón…), frutos secos (nueces), aceite de semillas (cacahuete, germen de trigo, girasol, maiz, soja…).

 

Actividad física

La actividad física es imprescindible para optimizar los resultados de nuestra dieta depurativa. Busca una actividad deportiva que te guste (pilates, yoga, pádel, natación, ciclismo, fútbol, running…) y anima a tus amigos o familiares para practicarla con ellos. Hacer ejercicio te resultará más ameno y todos os beneficiaréis de un ocio saludable, además de conseguir acelerar tu metabolismo.

Y tú, ¿cuándo empiezas la dieta depurativa? 🙂